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micolumna

En más de 100 años no hemos aprendido absolutamente nada.

En más de 100 años no hemos aprendido absolutamente nada.

En el actual debate sobre las medidas para salir de la crisis se distingue habitualmente entre medidas de austeridad y medidas keynesianas. España probablemente no tiene margen para las medidas keynesianas, porque no puede sumar más deuda, ya que se la financiarían en peores condiciones. Por este motivo, se ha seguido la política de austeridad, para conseguir la confianza de los mercados y conseguir revitalizar el movimiento de capitales hacia nuestra economía, que sigue congelado. 

Sin embargo, los recortes han congelado el PIB en una economía que si no crece al 2% no genera empleo. Pero lo peor de todo, los recortes se han hecho de un modo anárquico, indiscriminado y con más consideraciones interesadas e ideológicas de las necesarias. (Recortes en partidas esenciales para la sociedad y, al mismo tiempo, mantenimiento de televisiones públicas, fundaciones de contenidos ideológicos-identitarios o similares) 

Los recortes en sanidad suponen una reducción muy clara de la calidad de vida de los ciudadanos. Podremos ver de aquí a pocos años una reducción de la esperanza media de vida de muchos españoles, siendo los ciudadanos catalanes probablemente los más afectados. Los recortes en educación llevarán a una economía menos sofisticada si cabe que la actual. Existe una correlación entre nivel educativo de la población y PIB con un ajuste aproximado de una década. 

Pero es más terrible, si cabe, ver como se está recortando la investigación científica, que supondrá una caída de España a una fisonomía propia de país en vías de desarrollo. Volveremos 30 años atrás. Las economías modernas cuentan con patentes industriales y las aplican a sus productos. Su sector público es esencial para que se invierta a largo plazo en investigación básica, que dará lugar a futuras aplicaciones.

Lo más grave es la escasa conciencia que nuestro país tiene de esta necesidad. Para mucha gente los “científicos investigan chorradas que no valen para nada”. El cerebro nacional, en forma de ladrillo, no deja ver ninguna otra capacidad productiva más allá de este arcilloso material. Seguimos siendo una nación de asnos que en más de 100 años no ha aprendido nada. Los recortes no sólo están sólo lastrando el crecimiento, están descapitalizando la nación. No es el no gastar lo que no se tiene. Realmente se están vendiendo las herramientas de trabajo de las generaciones futuras. 

Recojo una cita de Ramón y Cajal, después de la derrota de Cuba en 1898 sobre el desdén por la ciencia en España, que podría seguir plenamente vigente:

“hemos caído ante Estados Unidos por ignorantes y por débiles. Éramos tan ignorantes que hasta negábamos su ciencia y su fuerza. Es preciso regenerarse por el trabajo y el estudio”.

 Santiago Ramón y Cajal. El Liberal. Madrid, 26 de octubre de 1898.

 Lo dicho, en más de 100 años no hemos aprendido absolutamente nada.

 

(Ramón y Cajal. Ilustración de César Viteri)

http://pequenoldn.librodenotas.com/supermedicos/325/santiago-ramon-y-cajal

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