Restaurantes sin niños
Un restaurante de Bilbao ha prohibido la entrada a menores, solos o acompañados. Parece que esta tendencia está en alza. Hasta en Facebook ha surgido un grupo de apoyo a “restaurantes libres de niños”. Los niños con sus gritos, pataleos y rabietas son una molestia para muchos clientes. Pero leyendo algunos de los mensajes de los miembros, de estas corrientes de opinión, la queja se hace extensiva a las playas, supermercados, parques, etc. Es verdad que hay niños insoportables y maleducados. Pero lo que no logro entender es el desprecio generalizado a la infancia. ¿Frustración por no haber sido padre o madre? ¿Una infancia propia traumática? O simplemente una sociedad cada vez más atomizada, en donde se segregan a los viejos, se excluyen a los jóvenes y, ahora, por lo visto, también se “impide el acceso a los niños”. Pero que no se preocupen los irritables comensales, de escasa tolerancia hacia cualquier cosa que perturbe mínimamente su umbral de confort. Pronto ellos mismos serán odiosos para los siguientes señoritingos que les sustituyan a la mesa, que les meterán en un asilo y tirarán las llaves.
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pablo -