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micolumna

El capitalismo es una cuestión cultural

El capitalismo es una cuestión cultural

El capitalismo es una cuestión cultural.

 

Todas las actividades humanas, excepto las fisiológicas y aún así habría que analizarlas convenientemente, son culturales. Cultural es la forma de comer, de vestir, de aparearse, de envejecer, de morir e, incluso el destino de nuestros restos mortales. Todo suele ser cultura en el ser humano. Sin embargo, por no sé qué extrañas razones los economistas piensan que su ciencia trasciende la conducta humana. Sean liberales, keynesianos o marxistas (si es que queda alguno), entienden que sus análisis y recetas sirven para cualquier sociedad, tiempo o lugar. Y no es así, el comportamiento económico tiene mucho de inconsciente, culturalmente heredado y para nada se diferencia de los otros ámbitos de actuación humana, individual o colectiva. Bueno sería que entre tanto sesudo matemático económetra asomase la nariz algún antropólogo. Aunque pueda resultar reduccionista y cuestionable, el libro de “la ética protestante y el espíritu del capitalismo” de Max Weber explica mucho mejor ciertos comportamientos económicos actuales que algunos esotéricos trabajos de curvas, rectas y algoritmos.

 

Podrían intuirse en la realidad económica muchas conductas no explicables sólo a través de criterios económicos. Sólo se pueden explicar desde la antropología cultural y la ciencia política. Por ejemplo:

 

Primero: no existe la competencia perfecta. En la vida humana quien adquiere una posición de fuerza la impone. Quien domina el mercado intenta  eliminar los mecanismos de competencia del propio mercado. No es distinto de la política.

 

Segundo: las conductas humanas las llevan a cabo los seres humanos. Sólo una visión medieval de la existencia puede  creer en “manos invisibles” y cosas por el estilo. Creer en la mano invisible del mercado es lo mismo que creer en la astrología.

 

Tercero: la suma de los egoísmos individuales da lugar al egoísmo colectivo. La guerra de uno más uno no da lugar a una mejor sociedad, sino a una guerra de todos contra todos. La competencia entre individuos promueve el ingenio y el carácter. Pero los grandes saltos cualitativos de la humanidad han nacido de grandes esfuerzos colectivos.

 

Cuarto: el sector privado norteamericano es innovador y proactivo no por su amplia libertad de mercado, sino porque es norteamericano. Somos anglosajones, amamos la libertad individual, no nos fiamos del Estado, estamos en medio de un continente nuevo y nos buscamos la vida.

 

Quinto: el sector privado alemán se orienta al largo plazo y a la producción. Somos germánicos, trabajamos duro y al detalle, disciplina prusiana, cumplimiento del deber exacto. El buen producto es el resultado de nuestro trabajo y nuestra filosofía de vida.

 

Sexto: somos latinos. Derecho Romano. La riqueza se traduce siempre en casas o tierras. No eres nadie si no tienes tu pisito. Aprobar en los exámenes estudiando no tiene mérito. Corto plazo. Comamos y bebamos que mañana moriremos. No nos fiamos del Estado, tampoco del sector privado. Sólo nos fiamos de nuestra familia.

 

Séptimo: somos asiáticos. El pueblo es guiado por un gran líder. El trabajo silencioso del pueblo vence todas las barreras. Be water my friend.

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